Esta iniciativa abarca dos enfoques fundamentales:

El primero, consiste en resaltar la importancia de la movilidad como agente transformador, especialmente en las zonas rurales. Allí existen grandes falencias en infraestructura convirtiendo la movilidad en su modalidad acuática (ríos, mares, lagunas, estuarios) en el único canal de flujo de bienes y servicios, así como en un espacio estratégico de actividad económica. Por lo tanto, esta iniciativa busca integrar la herramienta de la electromovilidad náutica (motores fuera de borda eléctricos) a las condiciones de la pesca de moluscos. Esta corresponde a una tecnología que reduce los niveles de ruido, proporciona mayor autonomía y elimina las emisiones de contaminante atmosféricos. En últimas facilita el desacople de la movilidad de los combustibles fósiles. La implementación de esta tecnología como una herramienta integral proporciona el espacio para generar un impacto simultáneo en los ámbitos social, económico y ambiental. 

Es por esto que el segundo aspecto de la iniciativa corresponde a la valorización de las cadenas de la pesca artesanal en los mercados nacional e internacional. De manera inicial se ha trabajado por la formación un cluster con restaurantes y socios estratégicos que permitan estructurar cadenas de valor y que instauren canales de distribución y comercialización de productos pesqueros. Simultáneamente, se ha velado por la sostenibilidad del recurso y la prosperidad de las comunidades que viven de este.  Específicamente, el proyecto busca proporcionar una mejora en sus actividades, a las 5.500 familias que se dedican a la captura del molusco piangua, Anadara tuberculosa. Esta especie es recolectada de manera artesanal por mujeres que se aventuran en los bosques de manglar y recogen una a una las conchas, pasando su legado de generación en generación.